La semana pasada y esta semana fueron algo complicadas y no
fue debido a la tarea; aunque si lo pienso bien si fue complicada por las dos
cosas. Una de la que estoy hablando fue de toda la tarea que hemos tenido en la
universidad, pero la otra con la que está relacionada esta entrada con el
título fue debido a que me enfermé de gripe.
Creo que ya iba por lo menos para dos años que no me
enfermaba de nada, ni siquiera de una tos pequeña, pero esta vez me enfermé de
gripe y me estuve sintiendo muy mal.
La enfermedad en si me empezó el domingo 26 de Julio y el
lunes ya estaba toda mal.
El lunes en la escuela me sentía mal, me dolía la cabeza y
todo el cuerpo, creo que a lo largo de mi vida, no me había dolido tanto el
cuerpo y no había estado en ese estado. Las enfermedades que me daban siempre eran
como de dos – tres días y no me sentía tan mal, pero esta última que tuve hizo
que me sintiera muy cansada.
Algo que se me hizo divertido es que la semana pasada tenía
la voz ronca y cuando quería hablar no podía.
Mi hermano me dijo que lo mejor era de que fuera a que me
inyectaran para que se me quitara y me sintiera bien de la gripe, pero la
verdad es de que me dan mucho miedo las inyecciones. Desde pequeña nunca me han
gustado.
Una anécdota divertida, que por lo menos a mí me da risa fue
de que cuando fui a que me sacaran el examen de sangre para la licencia de
conducir, estaba sentada esperando a que sacaran la sangre y el médico que la
iba a sacar, solo me agarró el brazo para ver donde estaba la vena y justo en
ese momento empecé a llorar, sin siquiera haberme puesto la aguja. Es por eso
que tampoco para esta gripe fui a que me pusiera inyección, así que mejor me
esperé a que se me quitara por si sola.
Fueron unas semanas algo pesadas, pero lo bueno es de que ya
se acabó la gripe y espero no me vuelva a dar en un tiempo.
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